A MI REY MAGO
FAVORITO
Un
escrito de mi niñez
Cargado de ganas, sobrado de torpeza, empezando de nuevo
el viaje
en la llanura de papel en blanco en el caballo de tinta
negra…
Aguas sobre
mojado cae en la noche del recién estrenado año.
Los que dicen que vienen de oriente, los reyes magos,
supongo que vendrán en sus camellos, calados los trajes, aunque, pensándolo
bien,
si son magos no se mojarán, ¿no?
Siempre me pregunté, cuando niño, el cómo tres señores
podrían traer tantos regalos. También me preguntaba, si ellos son los que traen
los regalos, por qué mi padre no deja de trabajar, por estas fechas al menos.
Empecé a preguntarme el cómo tres camellos podrían cargar
tantas y tantas cosas. Comprendí entonces y empecé a querer aún más a mi rey
mago. Pero mi rey mago no se llamaba ni Melchor, ni Garpas, ni Baltazar,
no, ni mucho menos, mi rey mago se llamaba Miguel,
que así es como se llama el hombre que me dio la vida, al
cual le debo todo, mi padre. Mi padre siempre fue mi rey mago favorito.
Este fue el motivo del porque dejar los estudios a
temprana edad y ponedme a trabajar en el campo. Quería ayudar a mi padre y
empezar a ser el rey mago de mis hermanos más pequeños.
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