Donde los rincones se están tan quietos
de tanto saber y sabor,
donde juntos, los gatos y los perros,
se confiesan en el mismo idioma,
en la iglesia de la misma acera,
donde los tesoros son cantos rodados
que te regala la arena Caletera.
Balneario de la Palma,
joyerito inmaculado,
postre de tarta gigante de cerca.
Donde la siesta te espera
a las puertas de un castillo,
donde se confunde, las serpentinas,
las verdades en las coplas y la guasa,
con los tambores y cornetas
que quieren mandar
y sólo consiguen el milagros
de la simbiosis sobre las fechas.
¡Ay, Campo del Sur!
¡Ay, Malecón!
y como diría el cuartetero:
-¡Malecón tú!
¡Ay, cachito caído de un cielo,
aferrado por tierra dulce
al brazo fuerte de España!
¿Quién sos, qué me enamoras?
gitana fenicia, blancura andaluza,
rincón inventado del alma.
-¡Ay, Cai…!
-¡Hola! ¿Qué tal…?
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